Citando a.... Onyx

  

¡Buenas bigotudos! Debido a que Calíope tiene problemillas con Internet y no podemos subir las tres reseñas semanales que teníamos pensada, he decidido reinagurar esta sección para tener la publicación semanal completa descansando fines de Semana (porque no tengo mi portátil, que si no, la semana entera.) Como sabréis si lleváis mucho tiempo en el blog, Citando a... consiste en escoger nuestras Citas favoritas de un libro.

¡El libro de hoy es......Onyx!

(AVISO, ESTA SECCIÓN CONTIENE SPOILERS).

-Esto no ha sido una buena idea –susurré. -Probablemente haya sido la mejor que hayas tenido. Me froté las manos en las caderas.
-Va a hacerte falta mucho más que una cena de Acción de Gracias y un árbol de Navidad para echar un polvo.

-¿Cómo puedes seguir queriendo estar conmigo? -pregunté.
Daemon apoyó su frente contra la mía.
-Oh, todavía quiero estrangularte. Pero estoy chiflado. Y tú estás loca. Tal vez por eso. Hacemos buena pareja.

-Me tropecé en el bosque la noche que me enteré de lo que eras –le recordé.
-Buen intento –dijo negando con la cabeza-. Corrías a toda pastilla por el bosque en medio de la noche. Hasta yo…-Me guiñó un ojo-. Bueno, tal vez yo no, pero la gente normal se habría tropezado. Yo soy demasiado guay.

-Estás más salido que un perro.
-Si me acaricias, te…
-Ni se te ocurra terminar esa frase.

-Dios mío .-Se frotó el cuello-. Tienes problemas para controlar la ira. Es una enfermedad, ¿sabes?
-Tiene cura: darte una patada en el culo.

-¿Quieres saber qué voy a hacer? –Noté que todo el cuerpo de Daemon se ponía tenso bajo mi mano-. ¿Sabes dónde tienes la cabeza y el culo? Bueno, pues están a punto de hacerse amigos.

¿Por qué se comportaría así? Quizá solo quería acostarse conmigo. Tenía que tratarse de eso, ¿no? El odio se había transformado en lujuria. Hace unos meses no me soportaba, ¿y ahora quería estar conmigo, oponiéndose a los deseos de su raza? Tal vez le diera en secreto a las drogas.

-Me sorprendió bastante lo que vi en tu cuarto cuando estuviste enferma.
-No sé si quiero saber el qué.
-Tenías un poster de Bob Dylan en la pared. Esperaba a los Jonas Brothers o algo así.

Grité del susto al oír aquella voz profunda y di media vuelta. El pie se me resbaló en un trozo de madera bien limpio y me caía al suelo de culo. -¡Dios mío! –exclamé con voz entrecortada -. Me parece que va a darme un ataque al corazón.
-Y a mí me parece que acabas de destrozarte el culo. –La voz de Daemon estaba cargada de risa.

-¿Te da vergüenza que alguien te vea y crea que sabes leer?
-Tengo una reputación que mantener.
-Sí, menuda reputación tienes.

-Tenemos que deshacernos de tu rastro –dijo lo bastante bajo para que solo yo pudiera oírlo. Gracias a Dios. No me apetecía nada intentar explicar a la gente normal lo que era ese rastro. “Bueno, es un residuo alienígena que se les pega a los humanos y los ilumina como si fueran un árbol de Navidad y actúa como una especie de faro para una malvada raza extraterreste. ¿Quieres un poco?” Ni de coña.

¡Esto ha sido todo bigotudos! ¿Echábais de menos esta sección? ¡Espero que os haya gustado! ¡Nos leemos!