El pasado Miércoles tuve la oportunidad de asistir a un evento un tanto importante en mi ciudad. Leonardo Padura nos había retado a todos los alumnos de cuarto de la ESO a segundo de Bachiller a continuar el siguiente relato:
Aunque en Cuba insistieran en llamarlo el Gallego Manolo,
como a todos los españoles que por décadas y siglos se habían
asentado en la isla, siempre que podía el viejo Manuel Mejido
les aclaraba: « Asturiano. Soy asturiano». Y no lo hacía porque
considerara que ser asturiano fuese mejor que ser gallego,
o catalán o andaluz, sino porque, a pesar de haber vivido
tantos años lejos de su terruño, en cada ocasión en que se le
despertaba la nostalgia, sus recuerdos más ingobernables
reavivan la memoria de aquel pueblito asturiano donde había
nacido y al cual, algún día, algún día, regresaría para completar
el ciclo de la vida. Porque Manuel Mejido aspiraba a descansar
en la misma tierra donde había nacido...
Ahí fue cuando los alumnos de tres cursos de treinta y un institutos asturianos nos pusimos manos a la obra a continuar el texto aceptando el reto del autor. La trama de la obra era la unión de las culturas cubana y asturiana, la inmigración/emigración, las dificultades de integrarse en una nueva cultura... era posible avanzar por diferentes ramas hasta llegar a la conclusión.
Debido a esto llamaron a todos los institutos y citaron a dos representantes de cada centro para ir con un profesor al encuentro con Leonardo Padura. La cosa es que por sorteo salió mi nombre y voilá, un taxi vino a recogernos a la profe una compañera de clase y a mí y para el lugar en el que se realizaba la charla nos fuimos.
Una vez dentro del auditorio ya pasados los fallos técnicos siempre oportunos, pusieron un collage de videos que los de la Fundación Princesa de Asturias habían grabado previamente, por tanto pudimos ver a los pequeños de primero de la ESO del instituto con sus cajas de ceras pintando fabadas, hórreos asturianos y la casa de Padura.... ¡Ojalá nuestros deberes fueran esos! ¿Verdad?
A continuación, comenzó la ronda de preguntas y mi compañera de clase preguntó al autor las semejanzas visibles entre su tierra y la nuestra a la que el hombre contestó encantado. Hubo varias preguntas interesantes así como respuestas. Además, Padura afirmó que "los blogs y las redes sociales son una buena forma de dar una obra a conocer"; obviamente me emocioné cuando dijo eso pues sentí lo mucho que podía aportar con mi pequeño granito de arena a un escritor.
Tras terminar la charla nos guiaron hacia una biblioteca en la que el galardonado iba a firmar unas carpetas de cartón con los nombres de los centros, carpetas con sorpresa, pues dentro había dos relatos de dos alumnas del centro. En el momento en que el autor destapaba su bolígrafo, mi profesora aprovechó para entregarle los relatos y dibujos que habíamos realizado en el centro. Así se llevaría un pedacito de nosotros al igual que nosotros nos llevamos un pedacito de él.
Fue una experiencia bonita que me gustaría repetir. Así que si algún otro autor viene a Avilés, Oviedo o Gijón, contactadme vía Twitter o e-mail, no dudéis en que iré de visita, con lo charlatana que soy yo y lo que me gusta asistir a eventos de este estilo.
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