Esta
relectura de Los dioses del Olimpo está llegando a su fin. Hoy toca
hacer un análisis en detalle de ciertas cosas que necesitaba compartir de El
último héroe del Olimpo.
¡ATENCIÓN
MUCHOS SPOILERS! NO LEÁIS ESTA ENTRADA SIN HABER LEIDO EL LIBRO. ESTÁIS
AVISADOS.
En
el último libro de la saga Percy debe asumir que es el héroe de la profecía. Es
el hijo de los Tres Grandes que antes llega a los 16 vivo. Durante todo el
libro Percy se enfrenta a lucha tras lucha contra los enemigos más temibles y
solo una cosa le protege: su invulnerabilidad. Nico le lleva el Río Estigio
para que, como Tetis hizo con Aquiles, se bañe en las aguas y consiga
invulnerabilidad contra las armas de sus enemigos. Sin embargo, como Aquiles,
necesita un punto débil, un punto que le conecte con su mortalidad. Ese punto
no solo es físico sino también mental. Ese punto es Annabeth. Mientras se baña
en las únicas aguas que pueden ahogarlo, el hijo de Poseidón se salva por los
pelos gracias a una visión de Annabeth sacándole del río y devolviéndole a la
mortalidad. Annabeth es el talón de Aquiles de Percy.
Otra
decisión clave en el viaje de Percy es el momento en el que le dan la jarra de
Pandora (sí, chicos, jarra no caja). Prometeo se la da al hijo de Poseidón para
que la tentación de rendirse y renunciar a la esperanza esté siempre
tentándole. Pero Percy sabe que el único lugar donde la esperanza se mantiene
segura es en el hogar. Por eso le da la jarra a Hestia para que la proteja,
para que la tentación deje de perseguirle. En ese momento Percy se compromete a
luchar por el Olimpo hasta el final.
El
último gran momento de nuestro héroe favorito es su renuncia a la inmortalidad.
No puede abandonar a Annabeth, pero más importante debe cumplir una promesa que
le hizo a Ethan y Luke. Tras rechazar el mayor regalo de los dioses, Percy pide
un par de favores de todas formas. Primer nada de hijos sin reclamar. Todos los
mestizos sabrán quién será su padre. De esta forma será imposible que los
semidioses se sientan traicionados por sus padres y, así, nadie podrá
manipularlos para alzarse contra el Olimpo de nuevo. Segundo, perdonar a todos
los hijos de titanes y titanes pacíficos. Prácticamente todos se posicionaron
del lado de Kronos por sentir que el Olimpo no había sido justo con ellos. Con
este perdón nunca más se revelarán contra los dioses. Tercero, respeto a los
dioses menores y Hades. Todos los dioses tendrán una cabaña en el Campamento,
sus hijos serán reclamados y respetados. Este es el último paso para blindar el
Olimpo contra nuevas revueltas.
Rachel
cobra una mayor importancia en esta novela. Cree que le gusta Percy, pero solo
es la puerta que le da acceso al mundo de los dioses, de los monstruos y del
Oráculo. A lo largo de toda la novela, Rachel tiene sueños raros proféticos que
le muestra retazos de la batalla de Manhattan, del destino del anterior Oráculo.
El Oráculo lleva siendo una momia desde la muerte de la alama de la muchacha
que lo albergó por última vez, pero nadie sabe muy bien por qué. En este volumen descubrimos, a través de
sueños y visiones, que Hades maldijo al anterior Oráculo tras revelar la Gran
Profecía. Hasta que los hijos de Hades no pudieran volver al mundo mortal, el
Oráculo no podría ser albergado por nadie más. Al salir Nico y Bianca del Hotel
Lotus y deshacer el pacto por el cual ni Zeus ni Poseidón ni Hades podrían
tener más hijos, la maldición se levanta. Rachel toma el espíritu de Delfos y
se convierte en el nuevo Oráculo. Justo al final anuncia la siguiente Gran
Profecía que será el centro de los siguientes cinco libros.
Annabeth
cumple su misión tal y como predijo Pan. Durante la batalla intuye el punto
débil de Percy y se interpone entre el cuchillo y su amigo evitando que le
maten a la primera de cambio. Envenenada y a punto de morir, la joven hija de
Atenea sigue luchando hasta el final, codo a codo con Percy. Es ella la que descubre
el verdadero significado de la Profecía. Ve que Luke sigue dentro de Kronos, ve
que solo Luke podrá desterrar al rey de los titanes. Si bien la decisión final
es de Percy, es ella la que le indica el camino que debe seguir. Es ella la que
salva al Olimpo tanto como Percy como Luke. Y, bueno, pasado el peligro y habiendo
sobrevivido los dos, Annabeth por fin permite que sus sentimientos afloren del
todo dándonos el mejor beso submarino de la historia.
Nico di Angelo también juega su papel en esta batalla. Desea por encima de todo dos cosas: salvar a Percy y saber más de su familia. Cuando su padre le ofrece ambas no puede resistirse. Lleva a Percy ante su padre y este le engaña atrapando al hijo de Poseidón y apenas le da información sobre su madre. Nico decide rescatar a Percy y llevarle al Río Estigio garantizando así que su amigo no pudiera morir en la batalla. Su otra gran función es convencer a su padre de que debe acudir a la batalla, convencerle de que sin el Olimpo su poder no sirve de nada. Lo logra. Suben a la superficie y consiguen balancear un poco más la batalla del lado de los héroes. Nico consigue el respeto no solo de su padre, sino también del resto de mestizos del Campamento que, por fin, no le ven como un bicho raro.
Silenia
y Beckendorfd son las dos muertes que más duelen a los fans. Bechendorfd, hijo
de Hefesto, se sacrifica por Percy y vuela el Princesa Andrómeda para
ralentizar el avance de los titanes y, así, darle más tiempo a Percy para
prepararse para la batalla. Silenia, hija de Afrodita, es la espía que todos
estaban buscando durante años. Luke le promete salvar vidas, le promete no
dañar a Beckendorfd; pero le miente en todo. Al darse cuenta, vuela en
dirección al Campamento para llevar a la cabaña de Ares a la batalla. Gracias a
su sacrificio y valentía los mestizos aguantan un día más.
Pese
a todo esto, pese a que el hijo de los Tres Grandes es Percy, pese a que
Annabeth es la que descubre la verdad de la Gran Profecía; Luke es el verdadero
héroe de la Profecía. Pero para llegar a ese punto hay que entender el pasado
de Luke. Criado por su madre que tenía extraños ataques y sintiendo que su
padre le ha abandonado; Luke huye muy joven de su casa. Pronto se encuentra a
Thalía y, poco después, a Annabeth. A esta última le hace una promesa, la
promesa de ser una familia mejor que la que han dejado atrás y le entrega a
Annabeth un cuchillo para que pueda defenderse de los monstruos. Aquí tenemos a
nuestro filo maldito que acabará con la vida del héroe. Al incumplir su
promesa, al abandonar a Annabeth, al herirla en la batalla; Luke hace que el
cuchillo que tantos años antes le entregó a la hija de Atenea esté maldito. Pero
herir a su amiga también hace que su conciencia mortal, la poca que queda
después de que Kronos invadiera su cuerpo, vuelva a coger las riendas de su
voluntad y acaba consigo mismo. Percy decide confiar en Annabeth y le entrega
el cuchillo de la chica a Luke que se lo clava en su único punto débil, justo
en la axila, y acaba con su vida; pero también reduce al rey de los titanes a
polvo. El punto débil de Luke siempre fue Annabeth.
Al morir las Moiras recuperan su cuerpo
dejando sobre este el calcetín que estaban haciendo cuando cortaron el hilo del
destino delante de Percy. Ese hilo que fue cortado en el primer libro mostraba
quién debía morir para que el Olimpo sobrevivirá. También al morir, Luke se da
cuenta de que su padre le quería y que su madre no estaba loca. May Castellan
había intentado albergar el espíritu de Delfos que le había relevado el destino
final de su hijo. Hermes sabía esto también, pero no podía hacer nada por
impedir el destino. Finalmente, Luke muere como un autentico héroe. El héroe de
la Gran Profecía.
¿Qué os ha parecido? Todo en comentarios y nos vemos en el próximo post.
1 comentario
Hola!
ResponderEliminarMe temo mucho que tengo que pasar de puntillas por esta reseña porque me encantaría leerme la saga y no quiero spoilearme nada! Eso si me gustaría deciros que me parece genial la idea de las relecturas porque te ayudan a descubrir detalles que quizás la primera vez pasaste por alto.
Besos!
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Atte. Lady Moustache, Atenea y Luna