1. Tienes una gran cantidad de títulos publicados en los que tocas distintos géneros, ¿te sientes más cómoda escribiendo algún género en concreto? ¿Hay algún género del que dirías “no pienso escribir sobre esto”?
El género con el que me siento más cómoda es la
fantasía. Dentro de la ficción no hay ningún género que rechace como autora.
Hay algunos en los que actualmente no creo que supiera desenvolverme bien, pero
nunca digas nunca.
Depende del mundo. Cuando es una invención que
parte de cero me fijo mucho en mundos ficticios de otros autores, de cualquier
época y género, pienso en qué es lo que me gusta de ellos, qué no, y no sólo
presto atención a lo que se ha hecho en la literatura sino en cualquier disciplina
que implique ficción: cine y videojuegos, por ejemplo. Esas ideas me ayudan a
alimentar mis propias ocurrencias e imaginación. Siempre construyo el mundo de
manera que me permita o facilite contar la historia que quiero contar, que me
dé juego, que esté en sintonía con la trama. En el caso de mundos o realidades
que parten de algo que existe, es decir, los ambientados en la Tierra, suelo
nutrirme de lugares que he visitado personalmente o que conozco de alguna
manera.
3. En Estrellas errantes se plantean muchos temas relacionados con la colonización y la industrialización, ¿cómo surgió esta idea?
Siempre me han interesado los debates morales
que surgen a partir del descubrimiento de América y todo lo que vino después.
Aun hoy sigue siendo un tema que inspira mucha disparidad y a veces me siento
incómoda en esas discusiones porque siento que se abordan desde la posición
privilegiada que nos otorga nuestra época sin que nadie se dé cuenta de ello.
Es una cuestión muy compleja que requiere sensibilidad y también sensatez; a
mí, personalmente, me genera debates internos que despiertan incógnitas y dudas
de carácter más bien filosófico. Estrellas errantes fue un ejercicio de
exploración de todas estas cuestiones y, sobre todo, de establecer grises en un
tema que siempre parece moverse entre el blanco y el negro. Quien haya leído la
novela sabrá que ésta no se acomoda en una posición concreta respecto a los
aspectos sobre los que versa.
4. ¿Piensas retomar estos mundos o esto es todo lo que veremos de Tásidar y Mistval?
No me cierro a continuar porque es un mundo con
cuya creación estoy bastante satisfecha y además tengo en mente algunas tramas
a las que me gustaría dar forma, pero no sé si lo acabaré haciendo o si será
pronto.
5. Reflejos de Shalott se basa en el Ciclo artúrico, ¿por qué decidiste crear una historia basada en esta mitología sobre otras?
Porque la estuve estudiando un verano en una
universidad de Reino Unido y aquellas semanas despertaron en mí un gusanillo
que sólo puede calmarse con la escritura. La materia de Bretaña ha dibujado en
buena parte el grueso de la fantasía occidental y, al ser algo cercano,
familiar, propio de mi cultura, sentí la irremediable necesidad de trabajar en
ella, de aportar mi visión, en parte porque genuinamente me atrae y en parte
porque, a veces, el ego del autor nos impulsa a querer participar en aquello
que admiramos.
6. Reflejos de Shalott es una historia mucho más corta que tus otras obras, ¿tenías claro desde el principio que sería una novela más breve o te tentó en algún momento alargarla?
Tenía claro que iba a ser muy corta, lo supe
prácticamente desde el momento en que decidí basarme en el poema La dama de
Shalott, y lo cierto es que no me planteé alargarlo. Cada historia tiene su
longitud y da para lo que da, y como autora soy bastante respetuosa con eso, me
cuesta tanto alargar como acortar (siempre y cuando no haya cosas que falten o
sobren realmente). He de decir que he disfrutado bastante de escribir una
novela tan breve, la fatiga es menor.
7. ¿Te planteas volver al Ciclo artúrico en algún momento? ¿Por ejemplo con el personaje de Morgana Le Faye *guiño guiño, codo codo* (esto son solo peticiones, no hace falta que respondas a la segunda parte de la pregunta JAJAJAJAJAJA)?
Sí, me lo planteo muy seriamente porque, de
hecho, tengo ya pensada otra historia ambientada en Camelot, algo más larga y
también original. Y sí, Morgana haría una aparición. ¡Cómo resistirme, con lo
mucho que disfruto de ese personaje!
8. ¿Qué consejos le darías a las personas que quieran empezar a escribir?
Que lean mucho y se cuestionen lo que leen. Que
se fijen y se pregunten por qué el autor ha hecho esto así o asá. Que tomen
nota de qué es lo que les gusta y qué no. Y también que se pregunten y
entiendan por qué quieren escribir, qué les aporta, cuál es la motivación, la
naturaleza de las ganas que les llevan a querer hacerlo. Conocernos a nosotros
mismos tanto como lectores como escritores me parece clave para hacer un buen
trabajo y desempeñarlo de forma sana.
9. ¿Podrías contarnos algo sobre tus futuros proyectos? ¿Hay alguna nueva historia en el horizonte?
Lo último que he escrito es una novela histórica
adulta ambientada en el siglo XVI. Vamos, que es muy distinta a todo lo que he
hecho hasta ahora. También es una novela corta porque no me atreví a meterme en
el berenjenal que supone embarcarse en algo de mayor envergadura en este
género, así que como primera toma de contacto me decanté por algo sencillo. Lo
próximo que pretendo escribir es una novela de ficción histórica, juvenil y
bastante más larga que las anteriores, ambientada en el siglo XX, aunque el
proceso de documentación me resulta más sencillo que el de la anterior, no sólo
porque hay mucha más información, sino porque buena parte de ese estudio ya lo
hice para el trabajo de fin de carrera, dado que el tema era el mismo aunque
desde una perspectiva literaria.
10. Para finalizar, nos gustaría agradecerte la oportunidad de entrevistarte para Modus Leyendi y pedirte si podrías hacer alguna recomendación literaria para nuestras lectoras. ¿Qué libro/s crees que no se pueden perder?
Son bastantes los libros
que considero imprescindibles en cualquier biblioteca: Cien años de soledad, de
García Márquez, La edad de la inocencia, de Edith Wharton, El retrato de Dorian
Gray, de Oscar Wilde. Por supuesto El Quijote… Y, dejando a un lado los
clásicos, quizá El ruiseñor, de Kristin Hannah y La sombra del viento, de
Carlos Ruiz Zafón.
¿Qué os ha parecido? ¿Habéis leído algo de Gema Bonnín? Todo en comentarios y nos vemos en el próximo post.
1 comentario
Hola :)
ResponderEliminarEs una autora que conozco porque tengo apuntados sus libros, pero aun no los he leído. Espero no tardar demasiado porque lo cierto es que sus historias me llaman muchísimo la atencón.
Besos
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